Desde siempre, pero de forma más notoria desde hace unos años, los padres se enfrentan a nuevos retos con sus hijos.
Los accesos que nos dan las nuevas tecnologías hacen, por ejemplo, que se deba controlar lo que ven nuestros hijos en los smartphones y tablets, sus visitas o su forma de acceso a Internet. Pero los antiguos problemas, como el bullying, siguen estando presentes.
El bullying o acoso (especialmente refiriéndonos al escolar) es una forma de maltrato, ya sea físico, psicológico o verbal, que muchos niños sufren en los centros de educación como escuelas o institutos, en ocasiones de forma aislada pero puede llegar incluso a darse de forma reiterada. No es necesario que un alumno agreda físicamente a otro, simplemente con que un grupo o clase no quiera integrar a un alumno, “haciéndole el vacío” o no aceptándolo en actividades del mismo aula, este puede desarrollar problemas en el futuro, achacando el comportamiento de otros alumnos como si fuera culpa suya.
Como padres es nuestro deber enseñar a estos niños tanto a defenderse en estas ocasiones, como a no acosar a otros niños en su centro de estudio. Puede ésta ser una tarea algo complicada, sobre todo en edades donde todavía resulta difícil entender ciertas cosas. Sin embargo, puede aprender a evitar estas situaciones gracias al aprendizaje emocional, que es la capacidad de gestionar y conocer nuestras emociones. Educando y creando una buena inteligencia ética, podemos crear una buena base donde los pequeños y adolescentes puedan defenderse, identificar cual es un mal comportamiento, empatizar y prestar apoyo a sus compañeros e incluso defenderlos en ocasiones injustas.
El aprendizaje emocional se interioriza a través de experiencias vitales, y éstas empiezan en casa. Sobre todo a edades tempranas, los niños absorben todo lo que ocurre y lo toman de ejemplo, por eso la enseñanza comienza en casa y como padres debemos enseñar a administrar los sentimientos. Esto no quiere decir que convirtamos a los pequeños en seres únicamente racionales, pero si a evitar comportamientos en los que “pierdan el control” por estar enfadados, y enseñarles que aunque pueden expresar su descontento, existen líneas que no se pueden pasar.
De la misma forma todo el peso no recae en los padres, los profesores deben trabajar de forma conjunta, para detectar comportamientos que comunicar a los tutores legales, y también enseñar que la libertad de uno acaba donde empieza la del compañero.
En resumen, inculcar unos buenos valores desde pequeños asegura una buena base sobre la que formar una futura actitud capaz de tomar decisiones responsables.
Recibe todo el apoyo en nuestros centros The Academy Centro de Estudios. ¡Juntos podemos acabar con el bullying.
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